Un eco de la selva recorre nuestros claustros, es la voz del ygary (o cedro misionero) que llega desde los tiempos en que Córdoba y las misiones guaraníes mantenían un fluido intercambio.
Guarda, detrás de sus hojas, uno de los espacios preferidos por quienes nos visitan: el Salón de Grados. Y es una obra de arte en sí misma, al igual que las puertas de las grandes catedrales.
Escuchar y practicar, así se aprenden los oficios. Y desde los maestros jesuitas a los profesores de nuestra Escuela de Oficios (dependiente de la SEU), la transmisión del oficio de carpintero es mucho más que enseñar a utilizar herramientas como la hachuela o el machete.
En la edición de «El Latido de los Objetos» de este mes, invitamos al arquitecto José Luis Godino para que comparta su experiencia a partir de su contemplación de esta puerta, que resiste el paso de más de tres siglos.