#DIM2020: Voces de protagonistas

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La diversidad de perspectivas que conforman el museo se presenta en las elecciones de quienes amablemente respondieron a nuestra consigna. La propuesta era igual para todos: seleccionar algún punto significativo del museo y justificar la elección. Sin embargo, nos encontramos con respuestas muy variadas: desde anécdotas, reflexiones y sentimientos, hasta agradecimientos y palabras de apoyo. 

Compartimos a continuación las voces de los protagonistas (haciendo click en cada enlace podrás escuchar sus audios, ver sus videos o leer sus textos).


La propia existencia del Museo fue un aspecto reconocido como valioso. María Teresa, trabajadora del museo, reconoce su importancia y nos cuenta: “La Manzana Jesuítica, de la cual es parte el Museo Histórico de la UNC, fue reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, entre otros valores, por la permanencia de su legado educativo”.

Analía es egresada de nuestra Universidad. En este video nos comparte con orgullo su mirada sobre la historia universitaria y las posibilidades que ofrece el museo a la hora de convertirse en un espacio abierto al público.

El patio fue uno de los sitios más elegidos. Para Mario, personal de seguridad,es un punto de encuentro para todas las personas que llegan, un punto donde se conjuga historia y naturaleza. Es un oasis en el medio del desierto iluminado artificialmente que es la ciudad”. Florencia realizó sus prácticas pre-profesionales en el museo y nos contó que para ella “el patio realmente te invita a viajar en el tiempo, un lugar donde sucedieron tantos hechos históricos trascendentes”.

Gladys, trabajadora del museo, apunta: “Si algo debo rescatar es el hermoso patio que tiene este lugar, este patio que fue mi fiel compañero en momentos de alegría, nostalgias, penas… todo está allí”. Además, María, quien trabajó como personal de limpieza, recuerda: “Llegaba tempranito. Era muy lindo ver y transitar las galerías, ver el patio, la estatua del obispo Trejo, ver la luna, el campanario de la iglesia iluminando”.

De la visita que hicimos al Museo desde la Dirección de Género junto con las organizaciones trans me gustó muchísimo el patio, que pasamos una tarde hermosa y las salas de exposición”, nos apunta Mónica, quien está a cargo de dicha Dirección en la Municipalidad de Córdoba.

Las diferentes salas que albergan las colecciones del museo también fueron elegidas. Julia trabaja en la Biblioteca Mayor UNC  y escogió la colección de Incunables, Elzevirianos e Impresos. Nos cuenta: “Fue la primera colección con la que empecé a trabajar cuando llegué al museo y a la Biblioteca. Tengo un hermoso recuerdo de la primera muestra que hicimos, donde empecé a sugerir la idea de que se utilizaran las cunas para exhibir los libros”.

Estela formó parte del taller de Historia Oculta de Córdoba organizado por el PUAM-UNC(Programa Universitario para Adultos Mayores) y considera que los libros permiten resaltar la importancia de “mantener la vigencia del texto como palabra escrita, del libro como artefacto cultural”.

Por su parte, la sala de Cartografía quedó guardada en la memoria de Soledad, narradora de cuentos infantiles que participó en diferentes actividades del museo. Compartió con nosotros lo siguiente: “Entré a esa sala y me maravillé de ver tantos dibujos, tantos detalles de color en los mapas. Sentí que podía salir de ahí y encontrarme un monstruo marino en la Cañada”. Maximiliano es guía del museo y rescata dos objetos dentro de esta misma colección: Tierra Nova, de 1561 y el mapa francés de Bellin, de 1750.

La Colección Jesuítica, biblioteca más antigua de la Universidad, fue el punto elegido por Guadalupe, trabajadora del museo. Nos cuenta que: “Cada vez que entro en la Librería Jesuítica imagino que puedo sacar un libro  y ponerme a leer ahí mismo. Lo que más me gusta es leer en las hojas de los libros, los deseos, las reflexiones y las bromas de los usuarios de otros tiempos”.

Inés también forma parte del personal del museo y ella, a pesar de lo difícil que resulta elegir solo un sitio, se dirige hacia el mismo camino: “Cuesta elegir un espacio de este museo tan querido para mí. Sin embargo, pienso que la Colección Jesuítica es una sala muy significativa, un tesoro, un símbolo del fomento de la educación”.

El sentimiento ha sido de profunda emoción, que me provoca la imponencia de esos libros”, nos cuenta Raquel, profesora de la Facultad de Derecho UNC y miembro del PROMU (Programa de Museos Universitarios). No podía faltar la elección de uno de los libros más significativos de esta colección, así que Carmela, guía externa del museo, se encargó de hacerlo: “Mi libro favorito es la Biblia Políglota, cada vez que voy no dejo de admirar la belleza, los siete idiomas, todo lo que significa el orgullo de tenerla acá en Córdoba”.

El Salón de Grados fue otro de los espacios elegidos por los participantes de esta propuesta. Celeste trabajó durante años en el museo y se sumó a esta actividad rescatando las historias que forman parte de este sitio: “Es el símbolo de nuestra historia, de la Reforma Universitaria, de sus orígenes durante el periodo jesuita, es un símbolo por la búsqueda de abrir nuestra casa de estudios hacia la comunidad”.

Pero los museos no están formado únicamente por salas y objetos. Para muchos, los momentos que vuelven a la memoria son tan importantes y conforman una red imprescindible para acercarse al patrimonio. “Lo que más me gustó del museo es haberlo recorrido junto a habitantes del lugar donde nací y me crié, que es Anisacate, haber ido con mi papá, mi hermano, vecinos y vecinas”, nos cuenta Romina, con quien trabajamos en el proyecto “Anisacate tu historia y compartila” durante el 2019. A su vez, Ariel -licenciado en Turismo y docente- nos cuenta: “Lo que quiero decir entonces es que la belleza del museo no sólo radica en la materialidad de sus espacios u objetos, sino también en las palabras que acompañan el recorrido y lo hacen inolvidable”.

Laura y Carlos forman parte del CEPRAM (Centro de Promoción del Adulto Mayor) en el proyecto “De cicerones y herederos” y hace años que realizan recorridos guiados para niños. Con respecto a sus momentos significativo, dicen: “Todo esto queremos transmitirle a los niños, para que lo conozcan y lo amen, para que amándolo lo cuiden, y haciéndolo propio lo transmitan a las generaciones venideras”.

Los profesores de instituciones educativas de diferentes niveles son muy importantes para el museo. Liliana, arquitecta y docente en la Escuela Alejandro Carbó, mencionó: “Cada vez que llevo a mis alumnos les estoy dando la posibilidad de conocer un pedacito de nuestra historia, por eso lo hago todos los años”. Daniel, docente de las escuelas Monseñor de Andrea y Cinco Ríos, compartió con nosotros lo siguiente: “Detrás de mi agradecimiento está el de muchos de mis alumnos, que en esa visita se han enriquecido viendo la arquitectura, los libros incunables, el viejo Salón de Grados y luego comprender cómo nuestra Universidad se transformó en pública y gratuita”.

Sabrina, junto a sus compañeras, se encargan de que las salas del museo y el patio estén en perfectas condiciones. Para ella, el momento que más rescata es “La noche de los museos”: “Recibimos a mucha gente de todos lados, jóvenes, adultos, niños, gente que habitualmente visita museos y gente que no lo hace tan a menudo. También nos une a todos los que trabajamos para que todo salga hermoso”.

Para Paula, el museo se convirtió además en una puerta hacia la ciudad: «Cuando vine a vivir a Córdoba uno de los primeros lugares que visité fue el Museo Histórico UNC, buscando quizás la historia de la ciudad, de la provincia.»

Los aspectos intangibles pueden no hacerse presentes en la experiencia directa por medio de los sentidos, pero perviven durante muchos años en los edificios. Así nos lo hace saber Mirta, quien también formó parte del proyecto en conjunto con Anisacate:Lo que me quedó muy grabado es la construcción del edificio del museo, el ancho de sus paredes, esas obras hoy por hoy no se ven”. Olga es trabajadora del Museo de la Escuela Superior Normal Garzón Agulla. Nos dice: “Lo que más me sorprendió fue la cantidad de historias que se entrecruzan en los pasillos y en cada espacio que vas caminando, enlazadas con las voces de los guías y las guías, que te cautivan y te hacen meter en la historia”.

Carolina trabaja en la Dirección de Ceremonial y Protocolo UNC y junto a sus compañeras realizan actos y celebraciones en el edificio. Lo que más le sorprendió a ella fue “el estado de preservación del museo, así como también el nivel de información que manejaba el guía y la amabilidad en la recepción”.

Desde Brasil, Edvaldo nos envía sus palabras: “Fui cordialmente recibido por el equipo responsable de la exposición, con informaciones precisas sobre detalles de la historia argentina que atraviesan todos los escenarios y objetos”.

El equipo artístico de AccionALO nos visitó en primer lugar como turistas y luego tuvimos la oportunidad de trabajar en conjunto en diferentes proyectos. Extienden hacia los lectores de este artículo su recomendación: «Vale la pena acercarse al Museo, si aún no hiciste y experimentarlo. Es parte de nuestro patrimonio cultural-simbólico y está ahí, esperándonos…»

Para finalizar, elegimos las palabras de Víctor. También trabaja como guardia de seguridad y, durante estas semanas de puertas cerradas, él fue uno de los trabajadores que asistió al museo. Compartimos su video, porque podemos describir las palabras de muchos, pero lo mejor que podemos hacer aquí es meternos en sus imágenes y aprovechar esa hermosa postal que nos regala.


Esperamos también poder disfrutar de esas vistas pronto. Mientras tanto, celebramos el Día Internacional de los Museos y agradecemos que se hayan acercado para compartir las voces de los protagonistas.


 

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